jueves, 5 de diciembre de 2013

Fabada

Entre que ayer fue el día del cuchareo y que nos espera un puente de invierno propio para preparar comidas de estas de "echarse la siesta", platos con fundamento para el frío... he pensado que proponer una fabada puede ser una buena idea. ¿Hace un dominguito de guisote? Vamos, veréis que sencillo.


A ver, espero que los asturianos no me pongan muchas pegas. Mi receta viene directamente de sus conocimientos, es decir, de algún libro que adquirí en mi viaje hace ya demasiados años a Asturias (tengo que repetir) y al "bicheo propio" de internet en páginas locales. También digo que me cuesta la misma vida encontrar por aquí fabes como Dios manda para prepararlas, de hecho las de la foto no me convencen demasiado y que el lacón aquí tampoco es fácil de encontrar. 

He visto que en algunos sitios utilizan azafrán o cebolla... esta es la versión más simple pero cien por cien recomendable. Animaos. La digestión es pesada y es un plato contundente pero ¡anda! que una vez al año sienta de escándalo.

¿Que le he echado?


  • Las fabes en remojo desde el día anterior. Al principio, cuando la echamos en el agua y han pasado un par de horas, se ponen muy feas. Arrugonas. Pero conforme pasan las horas la fabe se va expandiendo y quedan como en la foto.
  • Una morcilla. (la mía sin componentes lácteos por la alergia, difícil también de encontrar).
  • Un chorizo (también sin lácteos como la morcilla).
  • Un trozo de tocino de papada de cerdo. A mi me gusta más este tipo de tocino porque suele venir bastante veteadito y los trocitos de carne quedan muy jugosos.
  • En el caso de encontrarlo, lacón.
Pues lo más importante es que hay que tener tiempo, echarle paciencia... por lo demás la fabada se hace sola, o casi.

Empezamos poniendo las fabes a calentar a fuego alto. Antes, hemos quitado las que se hayan abierto. Dicen los entendidos que es mejor utilizar el agua misma donde la hemos tenido en remojo. Lo que sí es importante, al menos para mí, es que hay que cubrirlas pero no  pasarse con el agua porque la cocción será a fuego muy lento y no perderá apenas caldo y, sin embargo, sí iremos añadiendo poco a poco.


Incorporamos también al fuego la carne, es decir, la morcilla, el chorizo y el tocino.


Pues a fuego alto esperamos a que hierva y cuando esto ocurra desespumamos.


Es el momento de bajar el fuego casi al mínimo y "asustar" a la fabada, es decir, echar un poquito de agua fría que rompa el hervor. Esto se hace para que las fabes no se rompan y hay que repetirlo dos o tres veces durante todo el proceso.

Ya sólo nos queda esperar, como lo tenemos a fuego muy lento, el guiso no estará listo hasta pasadasdos o tres horas mínimo, pero quedará exquisito por el cariño que se le ha puesto. No se le echará sal hasta el final, unos minutos antes de apartar, y necesitará muy poca porque el chorizo y la morcilla ya le impregnan su sabor.

De verdad, para este puente es lo que pega ¿os animáis?











2 comentarios:

  1. Te he conocido por Twitter, y me alegro haberte encontrado, porque tienes unas recetas muy interesantes. Me quedo por aqui. Un saludito.

    ResponderEliminar